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Una bodega moderna con el mejor legado de los métodos tradicionales

Mientras la naturaleza impone su cadencia segura y armónica en las viñas de la propiedad, la bodega tiene un papel relevante al perfilar los matices procedentes de la elaboración: la singularidad de la maceración, la nobleza de la madera, el respeto en todos los procesos.

Tras una rigurosa selección del fruto, los vinos del año se vinifican siguiendo el procedimiento tradicional de la maceración carbónica: los racimos se vierten enteros en los depósitos, donde parte de las uvas iniciarán una fermentación intracelular que acaba confiriendo una gran intensidad aromática, un color muy vivo y una alta acidez al vino.

Mientras, en otro lado de la bodega, los vinos de crianza, ajenos al exterior, siguen evolucionando en el silencio de las barricas de roble. En unos meses –seis, doce, dieciocho o veinticuatro– se embotellarán para llegar a las mesas y a los mejores momentos de los consumidores.

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